Conforme iba creciendo mis juegos iban cambiando. A los 13, 14 años de canicas ya jugaba a máquinas tragaperras y después de jugar al fútbol me bebía mis cervezas y cubatas. Siempre he estado buscando algo, no se el qué. Alguna emoción fuerte, o simplemente que se acordarán de mi.
Si alguien se pregunta ¿y sus padres no le decían nada?, sí, mis padres me echaban la bronca y tapaban los problemas para que nadie se enterara.
Empecé a trabajar a los 14 años de camarero, seguí estudiando hasta los 16. Siempre trabajando para sacarme dinero para jugar, salir de copas, siempre con gente mayor que yo.
Después de la mili seguía jugando y bebiendo, los trabajos me duraban unos tres años, enseguida me cansaba y cambiaba de empresa. Monté un negocio de hostelería; fue a la ruina. Siempre dando tumbos, sin ningún objetivo claro en la vida, siempre sintiéndome peor que los demás, inferior, con una sensación de que todos eran mejor que yo. Solo con el juego me sentía bien, importante cuando ganaba, mi vida siempre ha girado alrededor del juego.
Conocí a una chica y me casé. Estuve casado 10 años, ella llevaba su vida y yo la mía, nunca deje de jugar. Tuve que mentir más para tapar todos los pufos, pero tenía a mi padre que por el que dirán me los pagaba todos, y así pasa mi vida, hasta que llegó un momento que económicamente era insostenible (ya que empecé también con el bingo).
Entonces por mediación de un amigo que conocía Azajer entré en la Asociación el 18 de septiembre de 2003. Llevo 4 años sin jugar ni beber, he solucionado casi todos mis conflictos y he conocido otra forma de vida sin juego. Muchas gracias.