Hola, soy Anabel, tengo 48 años, estoy casada y tengo un hijo de 16 años, soy alcohólica, compradora compulsiva y tengo trastorno bipolar.
Mi marido también es alcohólico e hizo el tratamiento en Azajer y mi hijo actualmente está en terapia por adicción a los juegos.
Empecé a beber con 16 años por no afrontar todos los problemas que había en mi familia, y me juntaba con gente que se parecía a mí. También tomaba drogas ocasionalmente.
Mi llegada a Azajer fue hace 13 años obligada por mi marido por miedo a perder a mi hijo.
A los tres meses de comenzar me dio un brote psicótico y comencé otro tratamiento médico a la vez que las terapias de azajer.
Al comienzo de las terapias no comprendía nada de lo que decían porque todas las cosas que había vivido me parecían normales y pensaba que todo lo que pasaba era por mi culpa y mis mentiras. Cuando bebía me olvidaba de mis problemas, pero cuando volvía a la realidad me sentía como una mierda y tenía que volver a beber.
En las terapias de grupo cuando escuchas a otros compañeros te ves reflejado en ellos y te das cuenta de las cosas que no son normales en tu vida por lo que poco a poco empiezas a afrontar tus problemas y empiezas a salir del pozo en el que estás metido.
Cuando escuchas a un compañero que cuenta que se ha enfrentado a sus problemas y ves que se ha crecido por ello intentas hacer lo mismo, aunque sea con algo que piensas que es insignificante para otros, pero para ti mismo supone poder comenzar a afrontar y ver que también puedes cambiar.
Estuve en Azajer dos años y me rehabilitaron y confirmaron y he estado muy bien durante varios años. Pero durante ese tiempo me ocurrieron muchas cosas, como la muerte de mi madre por cáncer, lo que supuso un gran golpe para mí y estuve mal durante mucho tiempo.
También la pérdida de mis hermanos ya que dejé de hablarme con ellos y me ví muy sola porque aunque está todavía mi padre, también es alcohólico y no tengo una relación muy estrecha con él y también me afecta bastante que mi marido esté muy ocupado fuera de Zaragoza con el trabajo ya que me siento muy sola.
Después de esto volví a mentir, a no tomarme la medicación de mi enfermedad, mintiendo al médico y a mi familia y a todo el mundo. Hace un año y medio, volví a beber a escondidas y en Abril, me descubrió mi marido lo que supuso un gran golpe para él y también para mi hijo.
Durante el mes de junio del año pasado comencé otra vez el tratamiento en Azajer y otra vez al poco tiempo me dio un segundo brote psicótico por lo que me volvieron a ingresar y he estado muy mal hasta que me han dado la medicación adecuada. Sigo con las terapias en Azajer y se que saldré del pozo en el que estoy metida porque ya salí una vez y lo volveré a hacer.
Para finalizar quiero dar las gracias a mi terapeuta Esther y a todos mis compañeros de terapia, sin vosotros sería imposible mi recuperación.