fuente: jocprivat.com
El Juego Presencial desglosa sus acciones en la materia, pero admite la enorme complejidad de ganar la batalla entre la opinión pública, a diferencia de lo que sucede con el Online. No es complacencia.
Los portavoces del Juego Presencial reunidos en la segunda mesa de la jornada de AZAJER transmitieron a un auditorio principalmente compuesto por profesionales de centros asistenciales aragoneses las numerosas y variadas actuaciones que como empresas y corporativamente como industria vienen acometiendo desde hace ya tiempo. Una exposición que probablemente sorprendiera a algunos de los asistentes, tal como se reflejó en las intervenciones desde el auditorio.
Consolidar una reputación entre la opinión pública sigue siendo una batalla en la que el Juego Presencial tiene mucho trabajo por recorrer. Como indicó desde la mesa el secretario General de ANESAR, Juan Lacarra, el usuario o consumidor no tiene por qué diferenciar el canal de disfrute de su experiencia (online/offline) porque en última instancia lo que le interesa es pasar un buen rato y, si fuera posible, ganar un dinero, pero probablemente su identificación con el producto y la marca sería más cercana si al Juego Presencial se le permitiera darse a conocer publicitariamente. «No creo que tenga que ver el ‘juego responsable’ con la reputación de la empresa porque a menudo el menos responsable goza de una mayor reputación. El Estado es el mayor operador de Juego a través de SELAE».
Lacarra precisa que «los requisitos técnicos que se imponen a las máquinas recreativas están eminentemente focalizados en la protección del usuario. El Control de Autoprohibidos no está en todos los países. Esto es un mérito que nos corresponde» (…) «Cierto que los empresarios de Juego son responsables por imperativo legal, pero también nos sentimos cómodos con ello. Compartimos el lema ‘Jugar Bien’ desarrollado por la DGOJ porque es sinónimo de disfrute del ocio, pero no olvidemos que la responsabilidad surge de uno mismo. Y cuando una persona tiene un problema, éste realmente afecta a todos los que formamos parte de la cadena».
Cristina García, responsable de Relaciones Institucionales de Zitro y secretaria General de Club de Convergentes, desgranó parte de las acciones en responsabilidad social corporativa que despliegan las empresas adheridas (iniciativas benéficas, contribución al medio ambiente…) Pero entre ellas singulariza el ‘juego responsable’ como herramienta intrínsecamente interiorizada en las políticas empresariales: formación específica a empleados; elaboración de manuales que animen a la práctica de un juego divertido y responsable, auditorías internas para evaluar la correcta implementación, simposios periódicos que profundicen en ‘juego responsable’, combatir el juego ilegal, transmitir las inquietudes sectoriales a los reguladores… «La reputación se convierte en capital para las empresas de la industria del Juego por razones conductuales y por el lastre sociocultural que entraña el juego. La ludopatía afecta a la reputación de las empresas. Somos una ‘industria normalizada’ porque actuamos legal y comprometidamente. Y por eso aspiramos a ser una actividad normal».